Sin necesidad de hacer grandes obras puedes multiplicar la luz de tu casa. ¿ El secreto ? Jugar con las telas, los complementos y el color.
Cortinas vaporosas, tejidos claros, espejos de gran formato, jarrones de cristal con flores y piedras blancas....Son elementos sencillos, pero que iluminan de inmediato cualquier espacio .Y si, además, los dispones con criterio, te ayudan a revelar rincones, a acentuar texturas y a crear esa magia que necesitas para sentirte más a gusto en casa. No basta con generar más luz, es importante gestionarla bien.
PASO A LA LUZ
El sol no solo es fuente de luz, sino también de salud. Por ello, invítalo a entrar en tu casa, para que vista de claridad y nuevas sensaciones tus interiores. Para que el sol llegue hasta el ultimo rincón, el truco es despejara al máximo el espacio y, sobre todo, eliminar las barreras físicas frente a las entradas de luz natural. Así, arrima los muebles más voluminosos a las paredes, elimina la puerta entre el salón y el pasillo, o sustitúyela por una de vidrio para que la luz viaje de una estancia a otra sin obstáculos. Elige un cristal transparente si quieres aprovechar al máximo la luz y mantener el contacto visual entre los dos ambientes. Por contra, uno translúcido matizará la intensidad de la luz y dará intimidad. Y para reflejar y expandir el sol, coloca un espejo mural o de gran formato frente al ventanal más grande. No solo multiplicarás la luz y los metros. Si cuentas con vistas, también el paisaje.
TELAS LIGERAS
Para filtrar un exceso de sol, pero mantener la luz, la clave es vestir las ventanas con tejidos ligeros y translúcidos. Se pueden mantener las cortinas convencionales para enmarcar y abrigar el ventanal, pero añade unos estores de gasa, organdí o muselina para disfrutar de una bonita luz difusa. otra idea para jugar con la luz es combinar cortinajes de seda con persianas venecianas de madera de lamas orientables a 135º, que permiten regular la entrada de luz según las necesidades. Para introducir transparencia en los asientos, añade cojines de tonos claros pero en armonía con las tapicerías. También puedes realizar fundas de voile para los sillones y las sillas, o retapizar una butaca con tejidos con rayas, ya que crean la ilusión de luz y sombra aunque cuentes con poco sol. En el dormitorio, apuesta por ropa de cama de colores desvaídos y siempre opta por tejidos naturales como el lino y el algodón. Si buscas un ambiente más abrigado, la lana, el terciopelo o el damasco son una apuesta segura.
SUELOS Y PAREDES
Una gran alfombra de pelo largo aporta calidez y luz de inmediato. Si quieres que dura muchos años, elígela de lana. " La lana virgen es agradable a la pisada, ignifuga y permite una limpieza húmeda. Para un fácil mantenimiento en casa, lo más fácil es elegir varias alfombras pequeñas de algodón o lana en vez de una más grande, ya que podrás meterlas en la lavadora sin problemas. Si la idea es revestir de luminosidad las paredes, recurre a los papeles vinílicos en tonos metalizados y con pequeñas incrustaciones de vidrio. Los papeles que imitan el cuero blanco son ideales para crear desde un cabecero en el dormitorio hasta un zócalo para el recibidor que, además será muy fácil de mantener. Un papel vinílico admite cualquier detergente, incluida la lejía. Resiste el vapor y los arañazos, dura entre 10 y 20 años y proporciona diseño y textura al espacio con solo cubrir una un trozo de papel.
DETALLES EFECTIVOS
Para introducir el blanco, no es necesario ni empapelar ni pintar toda la casa. Basta con lacar las puertas de este color. El secreto es elegir un blanco con el matiz y el brillo que combine con el ambiente que tienes. Hay varios tonos de blanco listos para aplicar - desde los más puros hasta los crudos, huesos y ceras - , pero es muy fácil crear uno personalizado mezclando varios blancos o añadiendo a una emulsión de pintura una pequeñísima cantidad de pigmento de la pared. Para lograr un efecto unificado, introduce algunos objetos, como marcos de fotos pintados en ese mismo matiz. Y refuerza la luminosidad con colecciones de objetos plateados, jarrones de cristal y alguna lámpara de cuentas de cristal que reflejen el sol durante el día. Cuando llega la noche, dispón conjuntos de velas crudas o blancas, en bandejas, farolillos o candelabros de metal o cristal, para disfrutar de ambientes más acogedores.
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